Cuando trato de comparar me abruman recuerdos de viejos tiempos. La última vez que estaba... no... que pensé estar enamorado de alguien a quien pudiera tocar fue hace tanto tanto tiempo...
Normalmente estaba acostumbrado a que no me correspondieran en esas ocasiones, a decir verdad he sido una persona un tanto triste en ese aspecto, conformándome con un par de palabras, pero ahora todo es... es distinto.
Es casi nuevo para mi.
He perdido la cuenta de las veces que he dicho "te quiero" en esta vida, pero cada vez es diferente.
No es el mismo "te quiero" que la última vez, esta vez puedo sentir como cala en mis huesos cada una de sus letras. Que tan solo un mísero beso me haga tan inmensamente feliz y si no fuera porque he aprendido a disimular como un adulto, cada una de esas ocasiones estaría cubriendo mi propio rostro por vergüenza al admitirlo.
Y lo admito, pero está mejor que no te lo muestre.
Al tener la ocasión de mirarme desde otra perspectiva no puedo dejar de pensar que, quizás, sea un completo idiota en muchas de las situaciones. Como cuando me enfado si tomas de la mano a alguien que no soy yo o pasas mas de un minuto sin mirarme o cuando te sientas junto a alguien que no soy yo.
De tan adulto tengo la misma parte de infantil. Bastante proporcionada e inoportuna a la vez. ¿Por que tienen que suceder esos rasgos? Estoy seguro de que me quieres incluso cuando no te expresas, de hecho estoy aprendiendo a leer tus gestos, es un hobby bastante divertido...
Aunque a veces me gustaría escuchar palabras.
Como detesto mi propia persona cuando no puedo controlarla... No me he caracterizado nunca por ser celoso, de hecho suelo presumir de que soy capaz de ser consciente de lo que siento y poder usarlo a mi voluntad pero parece que me descuido cuando no estás cerca y muestro algunos aspectos de los que no me siento nada orgulloso.
No quiero hacer nada de lo que me pueda arrepentir a causa de ellos, no quiero alejarte de mi lado. No soy capaz de imaginármelo.
¿Pero que pasa conmigo? No es... no es para tanto... solo son cuatro meses... ni que me hubiera casado contigo o algo... Quizás es que no me parecen que sea tan poco después de el tiempo que hace que nos conocemos pero aun así.
Empiezo a sonar como cualquier descerebrado que predica su amor en un descampado con una dama de la cual no recuerda el nombre. Mi amor no tiene nada que ver con eso por mucho que sea familiar a aquello.
Mi amor es el de un corazón gastado que siempre tiene la esperanza de seguir siendo útil.
Después de todas las veces que ha sido usado y tirado él quiere seguir luchando. Mi corazón es irracional y ciego, capaz de tropezar en la misma piedra constantemente y, aun con la lección aprendida y conocer su obstáculo, volver a tropezar pensando que es otro totalmente diferente, pues no es capaz de verlo.
Pero aun en el suelo, mientras sus brazos tambalean ante el peso de su cuerpo y su respiración entrecortada, de hecho teme porque uno de sus suspiros pueda ser el último, él trata de sonreir mientras piensa "esta vez será la última".
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