Lo que suele ser normal para mi es despachar la relación cuando ha llegado a mitad de un aniversario. He tenido los primeros besos, las primeras discusiones, el sexo ya es casi un requisito en cada cita y, finalmente he alcanzado la rutina de ser la princesa que iba a buscar al príncipe azul a su casa.
Y darme cuenta de que de princesa nada, soy la madre de ese tipo.
Cuando yo termino una relación no suelo demorarme bastante en las explicaciones "mira, no veo que esto vaya a ninguna parte y no creo que las cosas cambien." y ya está, todo está dicho.
Ahora que lo pienso, es la peor manera posible.
Pero... desde que decidí dar el cambio a darle una oportunidad a lo que no está bien visto me siento... mucho mejor. Mantuve una inexistente relación de nueve meses y, tristemente, la que mas me ha llenado hasta la fecha. Y de hecho pensaba que era así porque no veía a esa persona pero creo que me voy a tragar mis palabras de hará un año ya.
Estoy muy contento con esta situación, muy muy contento. Me da la vida que necesito, porque se que aunque las cosas vayan mal en casa, yo siga sin trabajar ni estudiar y todo el mundo me odie o me tome el pelo yo sigo sonriendo porque considero que soy el ser mas afortunado de la tierra.
Es solo que... maldita sea, me haces demasiado falta.
¿A quien diantres tendré que rogarle para que nunca me dejes?
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